"Cómo me gustaría que el mundo volviese a ser cursi.
Que la humanidad recuperara el sentido romántico de la vida y junto con él, la tradición de los noviazgos largos, las serenatas, las cartitas perfumadas, los apretones de mano bajo las rejas de los balcones.
Cómo me gustaría vivir en un mundo más discreto y decente, donde el amor fuera una necesidad del alma y no un capricho del culo.
Pero qué le vamos a hacer, me tocó vivir un época insensible, deshumanizada, obscena, en la que nadie respeta ya los sentimientos del prójimo."
Y así es, es cierto. Es así la realidad.
Pese a ello, hay algo de lo que estoy segura: no pienso seguir el mismo camino, no voy a ser un borrego más de esta absurda sociedad.
Hace ya tiempo que decidí los pasos por los que me quiero guiar y así, construir esa vida con la que siempre he soñado.
Es verídico que así la vida cobra su verdadero sentido, lo tengo comprobado.
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