Nos empeñamos siempre en buscar aquello que creemos nos va a hacer felices. No nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, tenemos la felicidad que tanto buscamos a nuestro lado, en aquello más sencillo que podamos imaginarnos.
No hay que buscar por cielo, mar y tierra aquello que creemos estamos buscando.
Muchas veces no es que no encontremos lo que buscamos, es simplemente que no hemos mirado bien.
Si tienes oportunidad, vuelve a mirar. Seguro que la próxima vez encontrarás algo que te llame mucho más la atención de lo que en un principio te causó.
La felicidad no está en aquello que es más grande, en lo que más ocupa, en lo más bello...
la felicidad está donde tú quieres que esté, eres tú quien pone los límites.
Cuentan que no todos los ricos y multimillorarios han sido las personas más felices de todos los tiempos; tampoco aquella famosa actriz que consiguió casarse con el actor más guapo de Hollywood.
Sin embargo, más de una vez hemos oído aquel pobre que consiguió ser una de las personas más ricas de corazón.
Y es que la felicidad no se encuentra en la complejidad del mundo, si no en la sencillez de las cosas.
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